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miércoles, 7 de noviembre de 2018

REVOLUCIÓN: Consumismo

Os presento una nueva serie de artículos, voy a tratar de exponer diversas ideas de revolución ante el sistema establecido, claramente capitalista, consumista y tendente hacia la globalización en todas las materias, como por ejemplo comercio, política, sociedad, religión...
La primera entrega, la voy a centrar el "Consumismo".

- Definición:
El consumismo es el concepto de acumulación, adquisición o consumo de objetos, materias, servicios..., que por lo general no son necesarios, o dicho de otra forma, es la compra o consumo de algo que no nos es necesario para nuestra vida y no son cuestiones esenciales para el desarrollo de nuestro día a día.

Bajo mi punto de vista, cabe añadir que convertimos esas cosas no necesarias en necesidad absoluta, en casos de forma enfermiza, y perdiendo, por tanto, parte de nuestra calidad como persona, en cuanto a que no controlamos la razón ni el pensamiento, sino que dejamos rienda suelta a los caprichos. Esto, en psicología se explica como "Trastorno de compra compulsiva", y no debemos pensar que sólo afecta a un pequeño porcentaje de la población, es algo demasiado común, mas desde nuestro cerebro creamos herramientas para auto-convencernos de que no tenemos un problema.
Si somos mínimamente inteligentes, podremos llegar a la conclusión de que es como una droga, el cerebro o el cuerpo, nos piden algo de lo que sentimos necesidad, dependemos, incluso generando estados de ansiedad, irritabilidad, agresividad..., que sólo serán apaciguados al recibir nuestra ración.

- Cultura consumista:
Una vez expuesta la definición, y haber introducido mi forma de entenderlo, creo que podemos entrar en materia, explorando distintos campos.
Para empezar, con el objetivo de entender que exista una adicción al consumo, hay que explicar de donde surge esta sociedad de consumo, su origen antropológico, social, económico...

1) Bien empecemos por la parte humana, antropológicamente hablando, el consumismo viene de lejos y no sale de la nada, no obstante, el cambio es sustancial con la aparición de la moneda y el comercio mediante pago monetario, de conceptos como riqueza y estatus sociales, o de comportamientos ligados a la posesión y necesidad de demostrar riqueza o superioridad.
Parece evidente que la raíz está en la propia esencia del ser humano, la esencia animal de superioridad y de delimitar los estatus entre seres en principio iguales. Como animales, nos establecemos categorías de mando y dominio sobre nuestros semejantes, creando así el origen de la diferencia, es decir, que ya desde los inicios de la congregación de homínidos en lo que podemos llamar tribus o clanes, se empezaría a marcar la diferencia entre aquellos que tenían más o menos importancia dentro del grupo, aunque de entrada no era de forma visual o material, sino que era meramente por fuerza o capacidad de someter al prójimo, "enseguida" se empezaría a plasmar de un modo reconocible a la vista, mediante abalorios que mostrasen al resto de componentes del grupo, quién mandaba u ostentaba el control del conjunto, los alimentos, la tierra, la posibilidad de procrear...
Avanzando ya demasiado en la historia, se dejaría atrás lo ornamental y puramente estético para demostrar poder o dominio, haciéndose necesaria la elaboración y adquisición de herramientas, utensilios y armas, con todo lo cual se podría de forma individual o colectiva, superar al vecino o a todo un poblado o población y más adelante competencia entre ciudades o naciones. Todo esto sin olvidar la supremacía de la posesión, por ejemplo, con la choza más grande, el castillo, palacio, muros, armamento, estructuras sociales, ejercito, riqueza como grupo o conjunto de personas, pueblos, estados o naciones.
Podríamos pensar que la idea de que el consumismo es un concepto ligado al ser humano, tiene una lógica de superioridad, es decir que sentimos la necesidad de marcar nuestro estatus por encima del resto, mediante aquellos objetos que ciertamente no son necesarios. Sin embargo, en este rápido avance en la historia de la especie humana, y en cómo se llega al consumismo que nos hace devorarnos, no puede saltarse al menos la asociación del consumo con otros conceptos de las sociedades modernas, y es que no puedo dejar de mencionar que la opulencia militar, las organizaciones políticas, las estructuras de poder, las empresas, el sistema monetario, los métodos de control del pensamiento, el dominio sobre la educación, la sanidad o cualquier supuesto avance en el mal llamado "bien estar social", están de forma directa relacionados con el consumismo al que nos tienen sometidos.

2) En el terreno social no hace falta extenderse en cuanto al origen, basta con haber leído el punto 1, vamos que está relacionado de forma extrema con la parte antropológica del problema.
No obstante, si que tenemos que analizarlo como una herramienta de control social, como un arma de las clases dominantes, gobernantes, empresas, bancos, políticos...que han triunfado enormemente, haciendo creer a la gente que tiene las necesidades sin cubrir, que esos vacíos sólo se podrán llenar con objetos o artículos que en realidad no le sirven de nada.

Es así, mediante el control de nuestras mentes a través del consumo, como el sistema establecido en la actualidad, consigue controlar de forma clara, todo aquello que podemos llegar a hacer. Enumeremos las necesidades creadas a una persona de esta época histórica:

> Hipoteca o alquiler, electricidad, gas, agua, teléfono móvil, televisión, coche, moto, casa en la playa, casa del pueblo, ordenador, lavadora, lavavajillas, microondas, robot de cocina, aparato de música, internet, plataforma de cine y series, plataformas musicales, redes sociales, vídeo consola, aire acondicionado, reloj, ropa, calzado, y un largo de etcétera de cosas que vemos como cotidianas, que abarcan casi la totalidad de nuestra capacidad económica y temporal.

Sin embargo, podemos hacer el ejercicio de enumerar las verdaderas necesidades:

> Casa, comida.

Bien, yo creo que ya he terminado de enumerar lo que de verdad necesito, de todo aquello que me han dicho que necesito, es más, incluso las cosas que sé que necesito, no se libran de la perversión de quienes controlan todo, de quienes tratan de hacernos entender que necesitamos de verdad una serie de productos, calidades, marcas, ... no bebas agua, bebe X que te da alegría, no comas sano, come X que lo puedes hacer en cinco minutos, no vivas en una casa humilde, hipotécate hasta la muerte de tus nietos, para tener una piscina en tu casa, un coche nuevo, unas playeras que te soplan los pies cuando corres, unas gafas que convierten el día en noche...
Vamos que nos hacen trabajar con el único fin de devolverles lo que ganamos con creces, a costa de nuestras vidas, nuestra salud, nuestro sudor y lágrimas, sufrimiento, ausencia para la familia... Hasta llevar al extremo el control de la masa, tu tiempo libre no existe, tienes que estar disponible para todo lo que tu explotador particular desee, no vaya a ser que te vayas a la calle, te quedes sin trabajo y empieces a perder todas esas falsas necesidades.
Imaginemos un mundo sin trabajo, cómo tendríamos vacaciones? Y cómo podríamos tener mejor coche que nuestro vecino y echárselo en cara? Cómo haríamos para gastarnos la paga de navidad (quien la tenga), en infinidad de cosas nuevas que te han dicho que tienes que tener para ser importante y estar a la última.

3) Llegamos al ámbito económico, aquí es donde toda esa estructura generada, desde las lejanas tribus pasando por toda la historia de la humanidad, ha triunfado sin lugar a dudas. Es en este terreno, donde el sometimiento aparece, nos hemos dejado manejar, conducir y poner límites por parte de quienes controlan el dinero, nos han sometido y nos hemos sometido al poder de los billetes y las monedas.
La infinidad de herramientas que han creado para conducir nuestra voluntad, hacia las falsas necesidades, es verdaderamente abrumador, máxime cuando lo comparamos con las cosas que hayamos podido crear o sigamos creando para paliar ese bombardeo constante.

Es así, con la televisión, las radios, los periódicos, la publicidad, las nuevas tecnologías y el sin fin de formas de meternos en la cabeza las mencionadas "necesidades", como consiguen mantener el sistema capitalista establecido, en el que sólo las grandes corporaciones, o las grandes fortunas, tienen la capacidad de acumular dinero, permitirse inversiones mediante las que dominarnos y someternos al consumo de los productos que engordan más sus arcas.
Cabe destacar, que mediante este sistema, el capitalista, el caníbal con las personas, el egoísta e individualista, llegan a apropiarse, sin que nadie diga que no se debe o puede, sin que nadie mencione que es inmoral o excesivo, llegan a apropiarse de cultura, de festividades, de pensamiento, de las tradiciones, de las ideas, del pensamiento, de las ideologías y hasta de los sentimientos, para convertirlos en meras fórmulas de control, de marketing y de venta que siga acrecentando sus arcas llenas de dinero, si, pero también de muerte, expolio, dolor, sangre, sufrimiento, lágrimas y dignidad.

Mientras tanto, mientras los poderes económicos manejan a los poderes mediáticos, sociales, jurídicos...las personas, la gente, quienes de verdad mantenemos en pie la sociedad capitalista, subsistimos con los salarios de miseria, resistimos con economía familiar insuficiente, y lo que es peor, nos contentamos de consumir todo cuanto nos dicen que necesitamos.

- Contra-consumismo:
Es, quizás, el momento de empezar a despertar, dejar de comprar compulsivamente, dejar de creer en sus falaces argumentos sobre las necesidades humanas y sociales, dejar de comprar con nuestra necedad, todo cuanto nos quieren vender.
Y aquí es donde me apetece empezar a plantear el criterio que, bajo mi punto de vista, debemos aplicar en nuestras rutina de consumo, en nuestras vidas, en nuestras casas, núcleos sociales y sobretodo en nuestra economía personal o grupal, este criterio de comportamiento es el decrecimiento, aplicable de forma individual, pero también como conjunto de personas.
El decrecimiento, es la idea de rebajar lo que gastamos, lo que compramos, lo que devoramos, siendo muchas las cuestiones que se pueden ir eliminando, siendo muchas las formas de modificar todo cuanto hemos convertido en rutina y/o necesidad. Se me ocurren, a bote pronto, un montón de ideas, como por ejemplo dejar de comprar en grandes comercios, basar nuestras compras en un principio de corresponsabilidad con el lugar en el que vivimos, entendido en mínimos como el barrio o población, pero también en máximos como el planeta que nos da vida.
Es por tanto, entendiendo que el mundo en el que vivimos es finito y no infinito, que la comida es limitada, que los materiales son limitados, que la tierra tiene un ritmo más lento que el que nuestras sociedades marcan, como podemos llegar a hacernos responsables de nuestros actos, comprando lo estrictamente necesario, lo que nos mantiene con vida y nos hace estar completos, más allá de la ferocidad marcada por un sistema destructivo, ruinoso, devorador de personas, de recursos y sobretodo de la naturaleza que mantiene nuestro hogar como habitable.
Debemos empezar a entender que comprar en la verdulerí
a del barrio, llevando toda la verdura y la fruta en una sola bolsa, es menos destructivo que comprar cada fruta y cada verdura empaquetada individualmente en su plástico, contaminante, pero además del envoltorio, hay que pensar en las personas, aquella compra impersonal, donde ya nadie se beneficia de tu cercanía, donde ya nadie puede producir para un consumo responsable de barrio, de vecindad. Esta idea que expongo con el ejemplo, es aplicable a todos los terrenos de la vida, los juguetes de las navidades, los regalos de cumpleaños, los armarios repletos de ropas llenas de sudor y sangre de sociedades explotadas, la alimentación, los productos, la tecnología, los electrodomésticos, los medios de transporte...en definitiva todo lo que se ha convertido en rutina, y que no hace más que destruir la ética, la moral y la sociedad inteligente y consecuente.
Es el momento de volvernos más humildes, más cabales, más humanos, es el momento del decrecimiento del consumo, es el momento de reaccionar, es el momento de la REVOLUCIÓN.

Próximamente más pensamientos de REVOLUCIÓN.