Para esta segunda entrega de "El Sueño", traigo las reflexiones que mi cerebro construye alrededor de una idea ya de por si absurda. Si prestasteis atención a
El Sueño (Parte 1), comprenderéis lo que expondré a continuación.
¿A quién se le ocurrió equiparar los deseos a los sueños? En principio, de esto no hay registros escritos, teorías expuestas, o autores y estudiosos que hayan decidido exponer el análisis concienzudo sobre la relación entre ambos términos. Yo, desde mi humildad, me atrevo a decir que esto fue una tontería supina, y que a fuerza de repetirlo cual moda, se acabó por convertir en expresión o comparación válida. Fue, quizás, una ocurrencia surgida en algún rincón del mundo, donde cualquier estúpida cabeza, con un libro de Freud y sus grandes exposiciones sobre los sueños, entre las manos y penetrando a través de sus ojos hasta invadir su mente, concluyó que cuando el filosofo hablaba de que en los sueños tendemos a poder cumplir deseos que despiertos son inviables, éste andaba relatando que los deseos que tenemos despiertos, pueden llamarse sueños. Muuucho sentido ¿verdad?, esto quizás me podría dar para un articulo de "Trampas del Lenguaje" (nota mental).
¡¡¡Craso error!!! Es lo que deberíamos decirle a semejante personaje, con la consiguiente colleja a modo de despertador de conciencias, por no hablar de enseñarle a entender lo que se anda leyendo. Es evidente, sólo con bucear un poco en las letras que Sigmund fue juntando, que el espabilado filósofo; basándose en sus propias experiencias soñadoras que me atrevo a decir le volvieron un poco tarumba; exponía una revolucionaria teoría acerca de algo que hasta entonces no se llegaba a comprender, de hecho en la época previa a este genio se trataba a la gente con sueños como brujas, poseídos por el demonio, enfermos mentales que necesitaban ser tratados con las medievales técnicas del momento, o incluso matando a quienes durmiendo movían los ojos e incluso el cuerpo.
Freud, nos revolucionó el mundo de los sueños, nos hizo entender una gran parte de lo que nos sucedía en la cama, incluso detalló fases del sueño y dio explicaciones muy aceptables para el momento, de hecho no se ha avanzado demasiado posteriormente, al menos en las teorías probadas, que como dije en la parte 1, hay muchos vende libros y panfletos, pero eso no demuestra nada. Os invito a sumergiros en los títulos del filosofo si de verdad os interesa el tema, yo de momento esa vertiente de análisis la debo aparcar.
Bien, dicho esto, y sabiendo que todos mis lectores, seréis capaces de haberlo entendido, proseguiré con lo prometido en la parte 1, así pues, me toca darle sentido al entendimiento de un concepto absurdo, a ver si puedo.
EL SUEÑO DESPIERTOS
Es la frase de moda, desde cuando no lo sé, pero lleva de moda demasiado, y como siempre la televisión y "entretenimiento" de masas, nos hace caer en el mismo maldito cliché una y otra vez. Me refiero a la más que desgastada "Siempre ha sido mi sueño", y lo peor de esta moda, de esta repetición social hasta la extenuación, es que es una falacia enorme, no es real, es incierta, falsa, un espejismo mental del que nos han convencido...Y es que no tiene nada que ver lo que uno pueda desear, con lo que uno puede soñar y lograr en sus sueños.
Voy a poner una serie de ejemplos, más que nada para no marearos con palabras y reflexión sin datos concretos, por no hacer un texto sin atracción, ahí voy con ejemplos:
- Fanáticos: Esa persona (o personaje), que siendo fanática de algo muy concreto, dice "Es que es mi sueño...", e interpretemos ese etcétera como un hueco que podríamos rellenar con infinitud de opciones. Pero yo diré algunas. "Es que es mi sueño entrar en Gran Hermano", "Siempre he soñado con conocer a Cristiano Ronaldo", "Mi sueño es conseguir un autógrafo de David Bisbal", "Yo sueño con ser como Belén Esteban", en fin, una cantidad de absurdas frases que no son reales, y que lo único que para mi reflejan, es una ausencia de aspiraciones personales, volcando la poca fuerza de voluntad y capacidad de esforzarse, en adorar a otros que han logrado alguna de las cosas que te gustaría tener.
- Conformistas: Son las personas que se quieren satisfacer a si mismas, convenciéndose de que todo lo que necesitan es uno de esas simples interpretaciones de un deseo dándole forma de sueño, la frase viene siendo la misma, pero se utiliza en cuestiones menos banales que en el caso de los fanáticos.
En este caso la frase podría ser alguna de las siguientes, "Mi sueño es ser astronauta", "Mi sueño es tener una casa", "Mi sueño es tener hijos"... En esta faceta de las personas que sueñan despiertas, cabe destacar que ante la no consecución del deseo, mal llamado sueño, terminan por conformarse y auto convencerse de que era un objetivo inalcanzable, o por el contrario si lo logran se consideran unos privilegiados.
- Minimalistas: Aquí se debe destacar que es el grupo más grande dentro de los soñadores despiertos, y es debido a que en este grupo hay que enmarcar a todas aquellas personas que llaman sueño a pequeños deseos, a cosas que en realidad tienen al alcance de su mano, pero que invadidos por la negatividad, creen que es demasiado para ellos y lo consideran inalcanzable. Eso si, son quizás los más coherentes, y donde podremos encontrar a más cantidad de personas conscientes de que lo que tienen no es un sueño, y que en realidad se trata de un deseo que les resulta difícil conseguir.
Estos podrían estar llamando sueño a conseguir una buena nota en un examen, a tener ropa de determinada marca, un coche en concreto, un trabajo aunque sea bazofia y explotado... muchos de estos minimalistas, son empujados por los cánones de una sociedad que no es nada soñadora.
En plena capacidad de saber que esta segunda entrega de "El Sueño" pueda no ser lo que algunas de las personas que lo lean, estaban esperando tras la parte 1, he de hacer entender que todo lo que he escrito en estas líneas, será de una utilidad exagerada para futuras entregas, y para ello os introduzco hacia la tercera parte con mis conclusiones sobre esta segunda.
Sin ánimo de ofender a nadie, sin la más mínima intención de amargarle la existencia a aquellos que se encuentren en alguno de los grupos detallados o, incluso, en algunos que yo no haya escrito, pq no me interesa hacer un bodrio de texto. Concluyo que los soñadores despiertos son en si mismos una falacia, una trampa más del lenguaje, creados por una moda tonta y continuada durante quizás demasiados lustros, unas personas que probablemente no han ejercido en los sueños, los de verdad; los que tenemos durmiendo en esas fabulosas fases del sueño que aún tengo que describiros y definiros para adentraros en ellas; no han ejercido, decía, ni un ápice de liderazgo, de creación, de dar rienda suelta a su imaginación, de crear desde la nada, desde la primera nota de un ronquido, desde la primera baba que toca almohada, crear un mundo, un sueño, un espacio infinito de posibilidades sin mesura ni limitaciones más que las que su mente dormida pero activa, quiera inventarse.
Por no extenderme mucho más, si cada una de esas personas que llamáis sueños a los deseos de vida que se tienen, fuerais capaces de ver cual película, una sola de las incursiones nocturnas al indescriptible mundo que las cabezas de los soñadores dormidos inventan, seguramente os convertiríais en "fanáticos", "conformistas" y "minimalistas" sobre lo que somos capaces de vivir cada noche. Pero esto ya no forma parte de esta entrega.